Primero el Usuario

ANTES, mucho antes que usuarios, es decir que usa ordinariamente una cosa, son personas, dignidad, honor. Seres que merecen, por lo tanto, el respeto a los derechos que les conciernen como humanos. No fichas, números, recibos, direcciones a los cuales se les atiende sólo para que cancelen las obligaciones, por lo general monetarias, como consecuencia de la obtención del servicio. Son personas, por sobre todo.

La adquisición por parte del Estado de la Cantv ha generado en estos primeros meses un serio desorden de carácter administrativo, ya que los recibos de cobro no están llegando a los suscriptores de manera oportuna, con lo cual se producen los retrasos en los pagos y, entonces, se presenta el consecuencial corte del servicio.

Y para colmo de males, debido probablemente a los trabajos de expansión que están realizando, el sistema se ha caído en varias oportunidades. Durante la tarde del lunes y mañana del martes, el correo electrónico de Cantv, en todo el país, estuvo fuera de servicio. Igualmente la plataforma de Movilnet, sistema de telefonía celular de Cantv también ha presentado esporádicas interrupciones en el servicio, lo que indica que causa molestias a los suscriptores.

Cuando se está en ampliaciones de cualquier género que tenga que ver con el usuario, siempre existen problemas que son explicables y justificables. Si se está ensanchando una vía, verbigracia, la que será para mejorar el servicio, se aceptan las incomodidades que se presenten, porque estas pueden ser pasajeras. Lo que no se entiende es por qué razón, sin tener el monto del cobro a mano, porque el recibo no llegó y no hay sistema para consultarlo, se aplique la política del alicate.

El caso en referencia nos lo reportó un ejecutivo, profesional, serio y responsable quien nos añadió que envió a su empleada a pagar en el lugar acostumbrado y le dijeron que no había forma de cobrarle en esa dependencia y la remitieron a otra dirección en donde le indicaron que existía, una falla en el sistema y le pidieron que volviera luego.

Para el dueño del servicio que se iba a cancelar no había problema en pagar una o más carreras de taxi, pero se descubría de manera evidente que al usuario se le estaba castigando por las fallas internas de la empresa.

Siempre se ha dicho que el cliente tiene la razón y, en tratándose de un servicio público, con más presteza se debe la atención merecida y la consideración del caso.

Un nuevo suscriptor, lo supimos, preguntaba a diario en la administración del conjunto residencial, lugar de su habitación por el recibo telefónico y, como respuesta recibía la misma: "no ha llegado todavía". Por fin ese suscriptor decidió acudir a las oficinas para conocer el monto de la deuda y fecha de vencimiento e igualmente le indicaron que "lo sentimos pero el sistema está caído". Le recomendaron que consultara vía Internet.

Como se trataba de una de esas muchas personas existentes que no dominan la moderna tecnología, debió pedir el favor a terceros para, al final conocer que tenía ya ocho días de retraso en la cancelación del recibo.

No es propósito nuestro hacer énfasis sobre los errores que se cometen, nuestra intención es la de, con el derecho que nos asiste, exigir un servicio eficiente, que redunde en beneficio común.

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